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A TUS OJOS MI VOZ Y ANTIASREADINGS

Acabo de pasearme por la habitación de mi hija. Normalmente cuando lo hago es para supervisar que se mantiene un orden y si este no existe – algo habitual pasados dos días – dar un toque de atención antes de que todo empiece a caer en una anarquía propia de los veintiún años. Entiendo, de manera generalizada, que a esa edad suele ser lo que reina en todas las casas a pesar de los millones de minutos entregados a la educación y comportamientos, así que si su hija o hijo – me voy a ahorrar más femeninos y masculinos – es pulcra para que todo esté en su sitio sin que la ropa corra el riesgo de ir acumulándose en una esquina de la cama, dese un abrazo.

En esta ocasión no fue ese el cometido y menos aún curiosear los secretos que pueden guardarse en un cajón cuando la mayoría de edad y la confianza marcan ese derecho. Entré a cotillear sus libros. Los dos compartimos la pasión por la lectura, ganándome ella por infinitas páginas. Mi estilo encaja más en la literatura de viajes que la novela en sí. 

Antía estudia tercero de filología hispánica e inglesa. De esas que apenas tienen salida pero un enorme lado bohemio que comparto. Con esto aclaramos del todo que es de letras y devoradora de páginas. Creo que Conan Doyle con Sherlock Holmes a la cabeza, está en la mayor de sus preferencias pero también caen otros clásicos como Poe y todo un desfile de nuestras plumas nacionales que van desde el anónimo Poema del mío Cid, Cervantes hasta el que ustedes elijan.

 

De ahí pasamos a toda la serie de Harry Potter, Cazadores de sombras, Crepúsculo, etc y etc. Lee en español, inglés y un pico de francés. Y, por supuesto, no tengan un atisbo de vacilación, literatura gallega, con la fortuna añadida de haber sido alumna de una escritora como María López, cuyas dedicatorias dejan entrever el carácter extrovertido y soñador que la primogénita trajo desde que nació. 

Este verano nos encontramos ella y yo cara a cara, en una cafetería, contándonos cosas. Yo, que no soy su colega y menos aún su amigo, lanzaba preguntas para conocer de primera mano como le iba la vida compartida con sus amistades, sus fracasos amorosos y que el mundo sigue aunque algunos se apeen en el viaje resultando fácil decirlo a quien lo pronuncia y no asumirlo a quien lo escucha. Por supuesto hablamos de sus ilusiones e inquietudes. Hubo un breve silencio. Ella miró el vaso, enredó con una servilleta en sus manos – les juro que fue así, como quien le da vueltas a la vida intentando desgranar un desvelo que empieza a florecer cuando el tiempo marca imparable el futuro de verdad.

 

- Papá, no tengo muy claro que voy a hacer – me dijo. No no me veo opositando, no es lo que me apetece. Y si quiero tener las dos filologías tengo que seguir un año más con inglés.

Yo, entre las misiones principales que se me encomendaron, está la de aportar una opción al dilema, así que lo más claro fue explicar que debe continuar para terminar inglés y poder decir en dos papeles que tiene dos carreras. Que está bien pensar en ello, y tanto que debe hacerlo, pero ahora es preferible centrase en acabar lo que empezó. 

Sin embargo, durante el viaje de la vida, uno o una – rompo la anterior promesa de no volver a caer en masculinos y femeninos – va labrándose caminos o abriendo puertas de una manera espontánea, sin mayor intención que el propio disfrute de la experiencia. En mi caso fueron las cuerdas que derivaron en un mundo profesional. En el caso de mi hija, porque quizá lleve impresa la herencia por la inquietud de hacer y exponer, cayó en la creación de un blog literario. Además de empacharse de lecturas, trabaja de modo constructivo una crítica a cada una de ellas abriendo a otros lectores su opinión. Y este mundo moderno internauta, el éxito se basa en que unos miles sigan lo que haces o enseñes hasta el punto que alguna autora se fija en ti, se pone en contacto contigo y te manda sus libros para que escribas una reseña con tus impresiones; o una creadora de marca páginas hace idem y te pide que la representes a cambio de enviarte diseños que publiciten donde te habías quedado. Quien sabe, lo que empieza como una afición sin tener muy claro cual va a ser su futuro al igual que otros muchos jóvenes, cimienta la base hacia un destino. Me alegro que sea por esto. 

Como dije, me paseé por la habitación de mi hija curioseando los libros. Lo hice buscando un título. Me quedo con uno de tus primeros textos. A tu ojos mi voz.

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