Atrás quedaron programas de televisión que, como un Quijote con sus libros de caballerías, despertó en mí la necesidad de darle significado a la palabra inquietud. Programas como “En busca del tesoro”, donde Miguel de la Cuadra Salcedo vestía como la naturaleza, o tal vez “Al filo de imposible” con quien descubrí los rincones más espectaculares del globo, pero creo que fue “Usuahaia frontera límite” quien definitivamente avivó el sueño de explorar diferentes caminos que ponían en ebullición algo tan extraño como la adrenalina. Por eso abro esta página, por esa frontera que delimita la comodidad y lo posible si uno quiere dejarse llevar.

La aventura nace por instinto y la pasión por experimentar. Surge desde el interior y arranca los sentidos hacia todos los lugares donde las sensaciones se viven con intensidad.

Un aventurero convierte un simple paseo en pisadas de emoción y un escenario de riesgos en un terreno de juego que lejos de verse vulnerable, lo hace partícipe de sus abismos sintiéndose parte del paisaje.

Escribir es volver a realizar ese viaje, escalar de nuevo la montaña, volver a descender esa cascada o percibir como el agua de un río pasa por debajo de tu kayak.