UN POCO DE HISTORIA

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Hacia el 2001 ya se me había ocurrido hacer esta actividad siguiendo la más pura vertical de la pared. Un 6 de Diciembre de aquel año nos fuimos Andrés Villar, Pablo Fadeville y yo para darle vida a esa historia de aventura. Y tanto que lo fue!! En nuestro equipo iban los spit de 8 mm y un par de clavos, además de una barca hinchable para recoger el material en la fría poza del final. 

Ganar la altura y la zona más expuesta ya fue en sí una odisea pero meter los spit no lo fue menos dada la variedad geológica de roca, sobre todo en el último rapel donde el último casquillo que nos quedaba no llegó a entrar más 2 mm antes de quedar completamente inutilizado por desgaste. Si si, 2 mm, reforzando la reunión con un clavo plano sobre una grieta ciega que no penetró más de 3 cm efectivos. Así que con un pequeño cordino realizamos un alondra para que la tracción no hiciese un efecto palanca sobre el hierro y echase todo a perder. Estábamos a unos 30 metros del agua y de varios resaltes con los que con toda probabilidad nos hubiésemos dado antes en caso de caída.

Como una araña me tocó el honor y la fortuna de ser el primero en probar la resistencia, llegando a la repisa más escondida de toda la pared con los últimos metros de cuerda. Mi recuerdo fue el de inflar a pulmón la pequeña balsa y saltar al agua, primeramente para dejar sitio a mis amigos y en segundo lugar para ir depositando sobre ella el material. A pesar de que mi cuerpo iba protegido con un peto de neopreno, tan pronto tocó el agua pegué un brinco como un pez volador para echarme dentro de la pequeña y frágil embarcación. El elemento líquido no es que estuviese muy frío, directamente te congelaba!!

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Cuando mis compañeros de aventura me vieron sobre la balsa, enseguida empezaron a recriminarme que saliese de ella y dejase sitio para el material. Desde una distancia prudencial en la que ellos no pudiesen sacarme de mi salvavidas los encomié a ir depositando todo el equipo sobre mí y que yo me encargaría de llevarlo a la orilla, explicando que en el instante que tuviesen contacto con el agua, entenderían porqué no me quedé metido en la profunda y helada poza negra esperando a que cada uno de ellos hiciese su descenso añadiendo el tiempo que tardarían en recoger las cuerdas.

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Sabiendo que mi consejo holgaba decirlo, les recomendé que no parasen de nadar para no perder mucho calor. Mientras yo remaba ellos me seguían a ritmo de piscina olímpica.

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Esa fue la primera actividad que hicimos sobre esta pared. Años después llegó el show de las sillas y la aventura del somier.

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Acceso: Cogemos la AC546 hasta la rotonda de A Pereira, allí seguimos dirección Muros por la AC400 hasta el alto de As Paxareiras donde nos desviamos a Carnota con un pronunciado descenso y la fabulosa vista del Monte Pindo, la larga playa de Carnota y el Cabo Fisterra. Alcanzamos la AC550 hasta el lugar de Ézaro, aparcando al lado de la Central Hidroeléctrica.

Cabecera: Dejando el vehículo en el aparcamiento de la Central seguimos la pasarela prácticamente hasta el mirador. En este punto dependerá de la marea alta o baja para cruzar a la otra orilla, no siendo un problema en ningún caso salvo la anchura que separa un margen del otro.

Final: El mismo punto de partida en el propio mirador y vuelta por la pasarela.

Desnivel: 160 m.

Recorrido de descenso: 280 m.

Rápeles: 180 m.

Dificultad: Difícil. Actividad técnica con travesías y montaje de pasamanos con pared muy resbaladiza. 

Descuelgues:​ Todas las reuniones y anclajes (excepto material antiguo) son parabolt inox plx y los de 12M son de 11cm de espárrago.

Material: Además del equipo personal, anillos de cinta, mosquetones con seguro, descensor autobloqueante, puño y estribo para ascenso.

Horario: De 2 a 3 horas 

Época: Preferiblemente de primavera a principios de otoño aunque en invierno sería factible siempre y cuando las condiciones de la cascada y el volumen de agua lo permitan. Evidentemente debemos aplicar una dosis de "sentido común".

Descripción: Cruzando la desembocadura según croquis, ganamos las lajas para subir siguiendo su recorrido muy evidente, con buena adherencia para calzado adecuado tipo barranco o bota de montaña. No están equipadas pero si alguien prefiere la seguridad de una cuerda durante la aproximación, puede protegerse con algún fisurero o friend o con algún cordino largo para "picos de roca" . Después de ascender unos 150 metros, continuamos hacia la izquierda con tendencia ascendente siguiendo la referencia de una gran roca cuadrada y un pino, para proseguir por encima de unas rocas o bien siguiendo un pasadizo que nos llevará a superar un resalte, permitiendo ambas opciones alcanzar la primera gran laja y la reunión del primer rapel. Aquí, en una zona protegida hay un buen lugar para equiparse ya por completo.

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Al final del primer rapel aparecen salpicadas varias lajas que ya están por encima de una vertical considerable y aunque no hay parabolt en la recepción, nos encontramos sobre una zona muy protegida por la vegetación (OjO los días de lluvia por terreno resbaladizo). Con tendencia ascendente y siguiendo hacia nuestra izquierda mirando hacia la pared, encontraremos dos parabolt para ir montando un pasamanos hasta la segunda reunión que nos sitúa debajo de un gran escalón. Iniciamos el descenso hasta alcanzar el segundo gran escalón sobrepasando su arista que comprobaremos es bastante roma pero que invita a utilizar un protector de cuerda. En este lugar la vista sobre la gran cascada del Xallas es ya soberbia, metidos de lleno en un paisaje tan espectacular como aterrador.

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En la tercera reunión tenemos una buena repisa herbosa. Hemos dejado un viejo spit inox aunque eso no significa en ningún momento depositar toda la confianza sobre este anclaje pero reforzado con un anillo desde la reunión permitirá que repartir un poco a un grupo de 4 participantes, por ejemplo.

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Desde esta reunión podemos realizar una visita hasta los 2 parabolt y otro viejo spit inox que nos ubica en el lugar donde dormimos con el somier o donde recalamos por primera vez con dos sillas de terraza para dejar en el recuerdo una imagen veraniega de relax vertiginoso. 

Una buena opción muy aventurera es reenviar la cuerda hasta estos anclajes y hacer un descenso unos metros más abajo y sentir la fuerza del gran salto, pero para ello debemos prever también material de ascenso por cuerda aunque para esta actividad debe formar ya parte de nuestro equipo ante un hipotética necesidad.

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Desde esta zona, si la hemos descendido, remontamos hasta la reunión con parabolt y anilla para iniciar la travesía, sobre un pasaje tan resbaladizo como sensacional. A partir de aquí la llovizna que deja la cascada será ya una constante hasta el final.

Un antiguo spit inox con maillón nos dará el primer punto para descender brevemente y ganar el primer parabolt, continuado ya hacia el siguiente y a la reunión que está reforzada con otro parabolt de 12M. 15 metros más abajo con otro rapel nos veremos en la penúltima reunión. A partir de aquí el descenso se hace siempre con tendencia a la derecha, utilizando las repisas y con precaución a no resbalar y realizar un péndulo que nos hará perder la posición. Estamos en una de las zonas más técnicas con nuestro movimiento. Debemos caer justo sobre las dos marmitas que tenemos a nuestra derecha donde un pequeño arbusto alberga el testimonio de un viejo cordino desde el que se rapelaba. Ahora tenemos un poco más arriba un parabolt con maillón que nos dejará ya en la poza final.

 

Ya solo nos queda cruzar la laguna hacia el mirador.