Fue un viaje que salió como no esperas. Fue un viaje donde buscaba la montaña y me reencontré con lo mejor que ella me dio: La amistad. De las fisuras, las crestas y las cumbres puntiagudas me quedó un recorrido vertical cómodo, siempre con la dosis de aventura que uno necesita y la seguridad de no alcanzar el suelo por un sistema de cables que aseguran los pasos entre grapas de hierro clavadas en la roca y por las que se progresa hacia arriba, hasta que cruzas el abismo por puentes que bailan al ritmo de cada paso en una situación de casi equilibrio.
Si quieres vivir una aventura que te eleve y te haga sentir que los caminos más difíciles e inimaginables son transitables, entra en una vía ferrata. Tal vez descubras que te apasiona el vértigo.
Puente Vidosa está en Cangas de Onís, siguiendo la carretera de Caño hacia el puerto del Pontón.