Esta vez le tocó a Nacho unos días después de haber ido con los amigos de Vigo. Con él volví a Ribeiriños completando, por supuesto, la actividad con la "Cola de caballo" de San Paio.
En Ribeiriños en el cuarto y quinto rapel tuvimos un par de sorpresas que aparecieron a tiempo. En el cuarto rapel si no hay ningún obstáculo como un árbol, que suele ser lo más común, el descenso es mucho más atractivo que realizarlo desde el pasamanos. El descuelgue está a la vista sobre una buena roca justo en el inicio del mismo. Cascada en chimenea y buena recepción en la poza. Soleada si se hace de mañana aunque en el invierno es sombría y muy muy fría, amén de ser mucho más peligrosa.
En este rapel aparece la primera sorpresa con la caída de tres piedras provocadas por las pisadas y el movimiento de la cuerda.
En el quinto rapel desde el árbol, justo debajo de éste se desprende fácilmente con un roce de mi rodilla un bloque que al caerse golpea mi pie y queda retenido en el mismo sitio. Si se hubiese ido abajo y con alguien realizando ya el rapel, las consecuencias pudiesen haber sido graves. Por fortuna no pasó nada más y solo hubo que tirarlo hacia la caída del bosque.
Por otro lado, en este mismo rapel cambiamos el cordino y retiramos un mosquetón inservible del descuelgue. No obstante, no llevábamos material suficiente y hay que mejorarlo.
En la cabecera de la cascada de San Paio, en la cola de caballo, Nacho se olvidó retirarme un mosquetón de seguridad dejado en el descuelgue. Si no vuelvo y lo encontráis... todo vuestro. Gajes del oficio.